miércoles, 28 de noviembre de 2012

Richard Crenna, una vida americana

Camuflado entre las nimiedades de actualidad del mes de noviembre como la derrota de las esperanzas republicanas depositadas en Mitt Romney o la muerte del perro más gordo del mundo, pueden olvidarse los acontecimientos realmente importantes. Como el 85 aniversario del nacimiento de Richard Crenna. Veterano de guerra, actor, productor, director, estadounidense y patriota, Richard Crenna simbolizó durante décadas los más profundos valores americanos.

Galán radiofónico de gabardina y whisky
Nacido en Los Ángeles en 1927, pasó los primeros años de su vida saltando de un centro educativo a otro motivado por su dudoso comportamiento disciplinario. Tras el bombardeo de Pearl Harbour no dudó en lanzarse a la aventura bélica como operador de radio en el Pacífico. Gracias a los conocimientos adquiridos durante la guerra y posiblemente a la absurda política de contratación de la NBC, tras regresar comenzó a trabajar como actor en radionovelas como El Gran GildersleeveUna cita con Judy. Vayan a preguntar a sus abuelitas. A mediados de los ’50, con la llegada de la televisión, Crenna tuvo la oportunidad de mostrar su aspecto físico al mundo a través de los revolucionarios tubos catódicos, apareciendo como figurante en algunas de las primeras series.

Con ese porte, qué otra cara ponerle, secretaria.
Pero su auténtica oportunidad no llegaría hasta mediados de los ’60, cuando abandonó la NBC para protagonizar su propia serie en la competencia, CBS. Su papel: el carismático y radical senador republicano James Slattery en Slattery’sPeople, producida por la compañía del polifacético Bing Crosby. No sería la última vez que Crenna representase con sus papeles los más representativos y valiosos arquetipos morales, ya que encadenaría éxitos interpretando a abogados procaces con sus secretarias, oficiales navales o coroneles de regimientos de caballería en el salvaje oeste.

Lamentablemente, la algarada hippie que consumía las mentes norteamericanas y el escándalo del Watergate impidieron que Crenna llegase a lo más alto, siendo denostadas sus interpretaciones por una crítica más proclive a dramas sociales aquejados de excesiva corrección política y basuras sentimentaloides.

Devil Dog, un de las producciones de gran factura en las que trabajó en los '70.

Por suerte, como para tantos otros estadounidenses de bien, la llegada a la Casa Blanca de Ronald Reagan le permitió catapultar tardíamente su carrera interpretando al papel por el que sería mundialmente recordado, el coronel Trautman en Acorralado, Rambo II y Rambo III. El icónico militar con elevado gusto por las boinas devolvería la esperanza al mundo libre y extendería a todo el planeta la imagen de un ejército norteamericano formado por veteranos adictos a los esteroides y con más que patentes problemas mentales.

Joven y membrudo, Stallone palidece ante el poderío de Crenna

Como agradecido americano de pro, Crenna reconocería la influencia de la era Reagan en su éxito realizando al final de su vida uno de los mayores homenajes que podría haberse hecho a Ronnie: interpretarle en el telefilm Crónica de un atentado, que narraba el intento de asesinato del presidente Ronnie por parte de un desquiciado con evidentes problemas mentales. Lamentablemente Crenna nos abandonó hace casi diez años, afectado por problemas hepáticos y de páncreas probablemente derivados de su sana afición por la bebida. 


El sueño de cualquier gran actor: interpretar al Gran Hombre.

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