
El licor de malta es una atractiva bebida similar a la
cerveza, pero con una ligera gradación superior, que se suele presentar en
botellas de litro. Es una bebida sabrosa, refrescante, etílica y pobre.
Tremendamente pobre. Históricamente siempre ha sido la elección favorita de
mendigos y desempleados, tal como indican estudios de la Universidad de
Medicina y Ciencia de California (como parte de la política “una investigación
académica para cada tema intrascendente”).
"No es que no crea en su capacidad de reinserción social, pero no he podido evitar verle esa botella de licor de malta..."
Probablemente arrastrada por esta imagen social, la compañía
Pabst Brewing decidió abandonar todo intento por limpiar su imagen de ese
estereotipo y lanzarse a la consolidación en el mercado de los buenos chavales
del barrio. Tradicionalmente, su marca de licor de malta, St. Ides había sido un pequeño pez en el cruel océano de las bebidas de barrio, centrando sus campañas en vanos intentos por alcanzar a consumidores de jóvenes y de clase media. Pero entre
1989 y 1997, St. Ides abandonó todos sus fútiles intentos y lanzó campañas publicitarias con algunas de las mayores
estrellas de la escena del hip hop gangsta hardcore. Snoop Dogg, Ice Cube, Wu
Tang Clan, Tupac o MC Eiht pasaron por la televisión dejando a un lado sus
temas tradicionales para centrarse en la composición de atractivos jingles
publicitarios.
El objetivo era claro: aparcar la visión tradicional de un
zarrapastroso homeless adicto al crack arrastrándose por Compton con una
litrona en mano para generar la imagen de un exitosos pimp, dueño del barrio arrastrándose
por Compton con una litrona en mano. Puede que fuese un efecto colateral o
quizá la respuesta esperada por una maquiavélica campaña, pero a finales de los
’90, St. Ides había dejado de ser un producto destinado a desempleados para ser
la opción favorita de universitarios y menores de 30 años de toda clase social
en su ocio nocturno urbano. Sus ventas se habían incrementado en un 300% El atractivo del ghetto vendía en Orange
County.
"¡Nos gusta St Ideeegggh!"
Sin embargo, a finales de los años ’90, la empresa decidió
poner punto y final a su aventura publicitaria hipi-hopera. Puede que los
tiempos simplemente cambiasen. O que el nuevo nicho de mercado entre miembros
ebrios de fraternidades universitarias fuese un público objetivo más suculento.
O incluso que la muerte violenta de uno de cada tres personajes famosos que
anunciaban el producto no diese buena imagen a la compañía. Pero el caso es que
los jingles gangsta dejaron de aparecer en televisión y los gigantes del mundo
del rap se vieron obligados a buscar otros patrocinadores como marcas de ropa
deportiva o productos de lavado en seco para hamsters.
"Soy un chico del ghetto y la voz de una generación. Por eso bebo... ¿¿Mountain Dew??"
Pero es innegable que St. Ides logró dejar su sello en la
cultura hip hop de los primero ’90, convirtiéndose en un elemento tan necesario
como la ropa desproporcionadamente grande o los vehículos con amortiguadores trucados
hasta niveles peligrosos. Un símbolo más del inmediato post-reaganautismo y la
locura alcanzada por una década en la que el mundo se marchó de vacaciones.
esto es traca!
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